lunes, 13 de octubre de 2014

Una noche caliente.







Comenzar la noche jugando una inocente partida de billar, dos amigos, una botella de vino dulce, la mesa de billar, el juego, y toda la noche por delante para nosotros. 


Con la charla como excusa y entre jugada y jugada, nos sentamos en el sofá a tomar un trago de vino y comienzo a jugar con el cordón de la capucha de mi sudadera que ella lleva puesta. Comienzan las risas, los mordiscos, el juego del tonteo... y de ahí dimos paso a los lametones, los besos y las caricias, todo un buen preliminar de sexo, sentada a horcajadas sobre mi, viéndonos, besándonos, tocándoos... teníamos que irnos y al levantarnos los juegos se trasladan a la mesa de billar, una fantasía creo que de ambos...


                                      

La empujo sobre la mesa y empiezo a besarla y a tocarla desde detrás, esta posición me pone a mil y noto que ella me responde, le acaricio la espalda, los hombros, la beso en el cuello, por detrás de la oreja y noto su piel erizada desde la nuca hasta las nalgas, tapadas con las mayas de atletismo... le doy la vuelta, la beso, la cojo en brazos y la tumbo en la mesa, le subo la camiseta hasta taparle los ojos, le bajo las mayas hasta justo por encima del pubis y comienzo a lamer, besar y acariciar todo su cuerpo, le suelto el aliento recorriendo su abdomen, subo mis manos por sus pechos.... y me dejo embriagar por su olor, me dejo llevar por la situación, y me rindo a la lujuria de las hormonas de los adolescentes.