Te estuve buscando, amor, en todo lo que quería.
Te estuve buscando, amor, en lo que me gustaba.
Te estuve buscando, amor,
y te encontré donde no pretendía.
Te encontré donde nunca busqué.
Te encontré en el dolor.
Te estuve buscando, amor, en lo que me gustaba.
Te estuve buscando, amor,
y te encontré donde no pretendía.
Te encontré donde nunca busqué.
Te encontré en el dolor.
Tengo que admitir que me cautivó tu sonrisa. Tus movimientos de mujer me encauzaron a tu encanto peculiar y particular.
Ese baile tan particular que te antojas con el viento, danzando con las hojas secas a tu alrededor. Con el romper de las olas en la orilla y con la brisa marina que salpica tu cuerpo desnudo al sol de la tarde.
Esa carcajada descarada y ordinaria tan propia y que tanto te caracteriza.
Ese baile tan particular que te antojas con el viento, danzando con las hojas secas a tu alrededor. Con el romper de las olas en la orilla y con la brisa marina que salpica tu cuerpo desnudo al sol de la tarde.
Esa carcajada descarada y ordinaria tan propia y que tanto te caracteriza.
Me cautivaste con tu mirada tierna, con tu labio inferior hacia afuera, con tu siempre dulce y cálido abrazo…
Esa manera tan tuya de acercarte, de seducirme, de hacerme tuya y provocarme, de insinuarte y mostrarte en tu más intima expresión de sincero amor, explorando tu sensualidad frente a mi.
Esa mirada tan profunda en la cual navegan mis sueños. Surcar las olas de tu cuerpo con mis manos, mi lengua… con todo mi cuerpo… reposarme en tu vientre escuchando el incesante trabajar de tu digestión, en tu pecho luego el corazón más ardiente y cálido, más ciego de amor, más perdido de esta ambrosía de pasión y ganas. Tu respiración, tu pulso, tu pecho…
Y jugamos entonces a esos juegos que sólo los enamorados, e hicimos espuma en la bañera.
Y tú… mientras… con tu coqueteo, con tu mirada, con tu labia, con tu femineidad… cautivaste mi mirada.
Y tú… mientras… con tu coqueteo, con tu mirada, con tu labia, con tu femineidad… cautivaste mi mirada.
Vi entonces que podía entregarme a ti, y explorando nuestra sexualidad, jugando, haciendo del sexo no sólo la expresión máxima del amor como cumbre, sino algo divertido y nuestro.
Utilizar las esposas y hacerme estremecer sin dejar que me mueva lo más mínimo, haciéndote mi dueña y jugado conmigo, acariciándome, siendo mala, deslizando tu boca, tu lengua y tus manos por todo mi cuerpo, masturbarme y practicarme una felación cómo sólo tu sabes hacerlo, despacio, utilizando la lengua por donde sabes que me encanta y llego al cielo entre sudor, placer y delirio.
Te reposas luego a mi lado, me abrazas, me besas, me quitas las esposas para que te haga el amor y sin que lo esperes te esposo yo a ti.
Por que aunque ya lo sabes te lo vuelvo a repetir y… me encanta el sexo oral, me chifla, me excita muchísimo y disfruto recibiéndolo y practicándolo. Es lo que más me gusta del sexo, porque es llegar a lo máximo en la pareja, meter la cara en lo más íntimo de la otra persona, comérselo todo...
Me encanta jugar, utilizar chocolate, sirope, nata… excitarte y divertirme haciéndolo, sudar tanto que resbalen nuestros cuerpos, jugar con los juguetes eróticos tanto los destinados a las mujeres como a los hombres, que juguemos ambos el uno con el otro, utilizar los lubricantes, la crema estimuladora del clítoris, el pene de goma, el aceite corporal, la vagina de goma, utilizar los dedos, las manos, la lengua… que me gimas y me ruegues hacerte el amor.
Comenzar despacio y de una manera sensual y apasionada, sintiendo todo tu duerpo en mis piernas, sintiendo la presión de tus muslos y mi cuerpo dentro del tuyo.
Llegar al momento del amor.
Hacerte explotar, gritar y gemir, y cuanto más alto mejor, quiero sentir tu cuerpo excitado, tu respiración alterada y ver cómo explotas por dentro demostrándome que hago lo que quieres y que te gusta cómo lo hago.
Experimentar con posturas nuevas, mucho más excitantes y gratificantes.
Disfrutar la amplitud de la cama.
Y del espacio reducido del coche.
Terminar el amor.
disfrutar de una placentera ducha juntos. Poder volver a decir "Te Amo" y contemplar de nuevo tu cuerpo desnudo en todo su esplendor.
Y terminar durmiendo plácidamente, contigo, abrazados y exhaustos de amor.
