jueves, 3 de abril de 2014

Una tarde en el sur. Tu cuerpo, mi península

Vuelvo a tener ganas de escribir, a todas hora me vienen versos a la mente, pero cuando me enfrento al papel en blanco de mi pantalla siempre se diluyen, nunca consigo esa perfección de la improvisación del momento cuando no tengo donde guardar las palabras.


La península de tu cuerpo es España,
mi tierra, mi amor.
El sur mi hogar con sus playas
y tu en ellas mi utopía.
Tus piernas con la piel de gallina.
El viento frío de marzo.

Voy a empezar por el sur,
tus huellas en la arena,
tus pies descalzos 
y mi vista en tu cuerpo
desearía echarte el lazo.

Amarrarte mis manos 
para subir por tus rodillas,
llegar a Extremadura
y calentar tu piel morena 
es el valle del Jerte en primavera
de frío en la orilla.
Una flor de cerezo.

Mi sudadera tapa hasta tus muslos
tu vientre plano, 
Madrid es capital 
dónde quiero posar mis manos.

Quiero descubrir mi España
por debajo de mi ropa, 
Castilla es nueva con su meseta
y tus senos bajo esa camiseta.

Quiero que me lleves de la mano a Zaragoza
que sean tus dedos mi plano
mi topografía, tu cuerpo goza,
una caricia silenciosa.

Subir mi lengua hasta Cantabria
es besar tu cuello,
beber de tu boca, 
tocar tu pelo
conquistar tu roca,
posar mi nariz en la tuya,
mirarte cerca,
suspirar tu aire
ver tus frías aguas 
y bañarme en ellas
bajar de nuevo al sur
al calor de Sevilla, 
a su río 
estudiar tu geografía
y deleitarme con el verde de Asturias
en tu valle del guadalquivir.
Dónde lo más hermoso
no es otra cosa que
dejarse llevar y vivir,
dejar de ser cobarde, y sentir.












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