sábado, 8 de marzo de 2014

Cómo te lo digo.

 

Hoy es uno de esos días raros de invierno en que luce el sol desde la mañana hasta la noche. Un día en que me buscas sin esperarlo. Un día en que tu sonrisa es el único aliento que necesito para sentirme satisfecho y feliz. Hoy es un día para pensar, pensar en que no quiere ningún tipo de compromiso, pero en el que me habla de sentimientos, de afinidad, del metodus operandi de la sociedad en esto del sexo, en eso que la gente confunde con el amor y emplea palabras que no debería. En cómo darle su sitio a un amigo, que puede solo ser un amigo y con el que mantener relaciones sexuales sin que se salga de eso, una relación sexual, solo sexo. 
Y pensando en eso, pienso cómo coño decirle que me importa más que como una simple amiga, con la que mantener en ocasiones eso de solo sexo. Decirle que me encanta que se ría, que me pone tierno notar cómo me mira cuando acaricio a mi perro, y notar esa pequeña carcajada interna mientras me mira, cuánto me gusta que me arrugue la nariz, o que mientras tomamos el sol me roce, porque ese roce es para mi una caricia electrizante. Porque improvisando un plan para hacer juntos hemos pasado todo el día prácticamente, sin hacer nada que no sea disfrutar, bocata, sol, una toalla, dos cojines, música, y el perro... y para mi el mejor día del año hasta el momento sin duda. 
Sólo siento ser tan cobarde, y no decirte cuánto me importas, decirte que no quiero despedirme con dos besos, sino comiéndote el alma a besos, que me encantaría abalanzarme sobre ti cuando te ríes, o arrugas la nariz, y que quiero verte siempre que pueda.








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