domingo, 19 de enero de 2014

El amor de un poeta.


Si un escritor se enamora de ti, nunca morirás. Tú no morirás nunca pues aunque el amor se transforme, aunque las palabras que nos dijimos caigan en el olvido, el viento se lleve lo que pueda quedar de nosotros y lo que no se lleve el viento se lo llevarán los años, mi amor siempre estará reflejado en el intento de expresarlo, en las palabras que lo plasmaron, en las páginas que perfumé. Allí donde yace una palabra escrita de amor, yace también el amor mismo de los amantes, Él y su amada, ella y su amado, ambos en cada palabra, en cada letra, en cada recoveco de la mente del cerebro de quien lo escribió, en la imaginación de quien lo lee después y por siempre en las páginas que lo contienen.
El amor es universal y a la vez personal, tanto es así que hombres y mujeres de todos los tiempos, de todas las culturas, y de todas las edades, etnias o religiones siempre se han amado rompiendo las barreras que la sociedad o la cultura, la familia, los amigos, la distancia o el tiempo hayan interpuesto entre ellos. Tanto que siempre se ha escrito de él, por todos los siglos, y nunca, aunque siempre haya descrito lo mismo, se han repetido dos poemas o dos páginas similares. Tan es su magnitud que toda una vida, ni dos y mil, mil millones, y todas las que habitaron en toda la historia de la humanidad lograron siquiera acercarse al sentimiento propio de cada uno, porque cada uno tiene su propio sentimiento, su propia manera de sentirlo, de llevarlo y de expresarlo, y aquí dejo escrito lo que pienso y opino del amor. Tú lo hiciste nacer, tú lo hiciste crecer, tú lo hiciste madurar, tú lo cuidaste y ahora que te vas, tú te lo llevas pues eres tú mi amor. Espero que tengas sitio suficiente para él en tu vida, porque siempre crecerá, aunque de una u otra manera se transforme en el tiempo para no doler.

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